La popular isla turística indonesia de Bali sigue recuperando su sector turístico de la pandemia de COVID-19 a pesar de la reaparición de la fiebre aftosa en el país del sudeste asiático.
Los turistas internacionales han empezado a regresar a Bali desde febrero, tras un paréntesis de más de dos años debido a la pandemia de coronavirus.
El gobierno indonesio ha expresado recientemente su optimismo ante un objetivo global de 3,6 millones de visitantes extranjeros en el archipiélago este año, aunque el país sigue luchando contra la fiebre aftosa, que reapareció en abril.
La fiebre aftosa, que causa cojera extrema y muerte en todos los animales de pezuña hendida, como bovinos, ovinos y caprinos, ha perturbado la industria ganadera del país.
La enfermedad se ha extendido por 24 provincias, con más de 500.000 cabezas de ganado infectadas y más de 6.000 animales muertos, según la Agencia Nacional de Gestión de Catástrofes del país (BNPB).
Los países vecinos de Indonesia, entre ellos Australia y Nueva Zelanda, estaban preocupados y habían impuesto advertencias de viaje a sus ciudadanos, ya que la fiebre aftosa puede propagarse por transferencia mecánica a través de fómites, además de por contacto directo con animales, productos de origen animal, así como por vía aérea.
Sin embargo, las advertencias no impidieron a los veraneantes de esos países visitar Bali, uno de los mejores destinos turísticos del mundo.
En una entrevista reciente, el jefe del aeropuerto internacional Ngurah Ray, Tjokorda Bagus Pemayun, declaró que la media actual de turistas extranjeros que llegan a la isla al día es de 9.000 y que esa cifra incluye a los turistas que vuelan desde Australia y Nueva Zelanda.
Pemayun dijo que la administración de Bali ha tomado medidas severas y ha establecido un grupo de trabajo especial para contener la propagación de la fiebre aftosa en la región.
En todos los puertos, las autoridades están aplicando medidas de bioseguridad. También cierran temporalmente todos los mercados locales que venden especialmente animales de pezuña hendida, dijo.
Los datos obtenidos de la BNPB mostraron que Bali no ha registrado nuevos casos confirmados de fiebre aftosa desde principios de agosto. Los medios de comunicación locales informaron de que más de 500 reses infectadas con la enfermedad han sido sacrificadas por las autoridades y se ha indemnizado a los ganaderos.
La agencia también informó de que la población estimada de ganado en la isla ascendía a unas 990.000 cabezas y que más de 57.000 ya habían sido vacunadas contra la fiebre aftosa.
Pemayun señaló que las autoridades de Bali seguían acelerando el programa de vacunación del ganado y llevaban a cabo medidas de bloqueo, ya que la enfermedad tiene graves consecuencias para la sanidad animal y el comercio.
La dirección del aeropuerto internacional Ngurah Ray de Bali ha impuesto medidas de bioseguridad, como la instalación de alfombrillas sanitarias para el calzado de los pasajeros, ya que se prevé que la fiebre aftosa entre en fase endémica en Indonesia.