Encontrar jóvenes con conocimientos informáticos está resultando un reto sorprendente para Banco Comercial Portugues SA, una empresa con sede en una zona a veces denominada el centro neurálgico europeo de los nómadas digitales.
La mayor entidad cotizada de Portugal busca ingenieros, matemáticos y especialistas en marketing digital para desarrollar su sistema de banca en línea. Sin embargo, en la década posterior a la crisis financiera, se ha producido una fuga de cerebros que ha dejado al país desprovisto de jóvenes talentos.
Una coalición de las mayores empresas privadas del país, Business Roundtable Portugal, calcula que alrededor del 40% de los licenciados universitarios del país se marchan cada año para encontrar mejores oportunidades de empleo y de vida en otros lugares.
“No sólo es difícil contratar nuevos empleados, también hay dificultades para retener a la gente”, declaró en una entrevista Nuno Amado, Presidente del Banco Comercial.
La ironía es que, a pesar de su reciente éxito a la hora de atraer a residentes extranjeros a la nación, las políticas del gobierno portugués pueden haber dificultado la contratación de trabajadores locales.
Portugal presentó el visado D8 el 30 de octubre de 2022, un nuevo visado que permite a los nómadas digitales trabajar a distancia desde el país.
Los solicitantes deben ser trabajadores a distancia que ganen al menos cuatro veces el salario mínimo portugués, que es de unos 3.350 dólares (3.040 euros) al mes. Con este visado, los trabajadores a distancia pueden vivir y trabajar en Portugal hasta un año. También pueden solicitar un permiso de residencia y permanecer en el país más tiempo.
La hermosa costa del país y el impuesto único del 20% para los residentes no habituales han atraído a jubilados adinerados y trabajadores a distancia, han elevado los costes inmobiliarios y disuadido a los recién licenciados de establecerse allí. Este incentivo fiscal se eliminó recientemente en un esfuerzo por reducir los precios inmobiliarios.
Las recientes modificaciones de la legislación fiscal portuguesa, como la interrupción del programa Golden Visa y la próxima finalización del régimen fiscal de residencia no habitual, han provocado inquietud entre las comunidades de expatriados y nómadas digitales. Estos ajustes, inicialmente destinados a frenar las inversiones extranjeras y hacer frente al creciente coste de la vida, han desencadenado involuntariamente una afluencia de individuos extranjeros acaudalados que se esfuerzan por capitalizar las ventajas fiscales actuales antes de su expiración.