2020 podría haber sido un buen año para el turismo mundial, con la relajación gradual de las tensiones comerciales, el crecimiento de algunas economías y la celebración de megaeventos como los Juegos Olímpicos de Verano en Tokio. Pero el brote vírico en China ha ensombrecido el sector de los viajes, amenazando con miles de millones en pérdidas y confinando en casa a millones de viajeros potenciales.
Treinta aerolíneas han suspendido sus servicios a China, con 25.000 vuelos cancelados sólo la semana pasada, según OAG, una empresa de datos sobre viajes. Las habitaciones de hotel en China están en su mayoría vacías, con una ocupación hotelera china que ha descendido un 75% en las dos últimas semanas de enero. Más de 7.000 pasajeros están en cuarentena. Justo antes del brote, la OMT había pronosticado un crecimiento del 3-4% en el turismo mundial este año, marcando un aumento sobre los 1.500 millones de llegadas de turistas en 2019.
El Año Nuevo, que comenzó el 25 de enero, sigue siendo un periodo importante de viajes para China.
Disney dijo que podría perder 175 millones de dólares si sus parques de Hong Kong y Shanghai permanecen cerrados durante dos meses.
Tailandia espera perder 9.700 millones de dólares en ingresos turísticos procedentes de viajeros chinos hasta junio, según declaró el ministro de Turismo y Deportes del país, Pipat Ratchakitprakan.
Los turistas de otros países también están cancelando sus viajes a Asia.
Las compañías de cruceros también sufren las consecuencias. Carnival y Royal Caribbean han cancelado entre las dos una veintena de cruceros a China. Muchas compañías tampoco permiten embarcar a los pasajeros que hayan estado en China o Hong Kong en los 14 días anteriores a la salida del barco. Esto afecta a miles de pasajeros.
Algunos viajeros preocupados están incluso cancelando viajes a lugares que no están afectados por la amenaza del virus.
