En los últimos años, a cualquiera que haya luchado contra las multitudes en Venecia, Barcelona o Dubrovnik, el siguiente hecho le parecerá un rayo caído del cielo: los turistas nunca habían estado en cantidades tan enormes. En 2019, los viajeros realizaron la cifra récord de 1.500 millones de viajes al extranjero, según las recientes estadísticas de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT), lo que supone un importante aumento del 4% con respecto a 2018, frente a los cerca de 900 millones de hace una década.
Parece que el inmensamente publicitado movimiento “flight-shaming” no pudo crear mucho impacto, a pesar de que esa tasa de crecimiento del cuatro por ciento ha caído desde el seis por ciento de 2018 y el siete por ciento de 2017. Sin embargo, la OMT advirtió que “la incertidumbre en torno al Brexit, las tensiones geopolíticas y comerciales y la desaceleración económica mundial” -en contraste con los temores relacionados con el clima- eran los factores clave.
Francia sigue siendo el país más visitado del mundo. En 2018, acogió a 89,4 millones al superar la barrera de los 90 millones el año pasado, con un crecimiento del 0,9% en llegadas internacionales. Asimismo, España, su rival más cercano, experimentó un modesto crecimiento del 1,2% -pasando de 82,8 millones a 83,8 millones de visitantes-.
Sin embargo, muchos países se han opuesto a la tendencia mundial, registrando aumentos extraordinarios y descensos igualmente notables. En el caso de algunos destinos, las estadísticas del año pasado están incompletas (el Reino Unido solo ha presentado las cifras de los nueve primeros meses de 2019), pero ofrecen una buena indicación de qué lugares están en alza y cuáles están siendo desairados.
Las cifras recientes de Australia (hasta noviembre de 2019) muestran un aumento de las llegadas del 2,9% con respecto al año anterior, sin embargo, estas estadísticas pueden disminuir después de que los incendios forestales comenzaran a ocupar los titulares internacionales.
